Vuelvo a empezar una entrada citando a don Manuel Fraga Iribarne, cuando definió a un socialista como alguien capaz de afirmar una cosa y la contraria y sostener que ambas son ciertas (y progresistas, añaden algunos).
Podría reformularse la definición señalando
que un socialista -al menos, uno español- es alguien que acusa a los demás de
sus propios defectos (seguro que Freud le encontraba alguna explicación
relativa a traumas padecidos en la infancia). Y claro, a veces la réplica es
demasiado fácil.
Como cuando la líder esa de la franquicia
madrileña del partido de la mano y el capullo espetó a Isabel Díaz-Ayuso que
mentir es indecente. Ante eso, la bestia negra del psicópata de la
Moncloa sólo tuvo que limitarse a enumerar la inacabable lista de cambios de
opinión del yerno del proxeneta.
La próxima vez, que se lo piensen un poco antes de hablar, por favor. Claro que, por otra parte, también presumen de honradez, de feminismo…

 
 
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