La televisión pública regional catalana -o, por mejor decir, sus profesionales- tiene, por sobre todos los demás defectos -o, al menos, eso es lo que parece- dos: estulticia y mala educación.
Recuerdo hace años, en un partido de
baloncesto del Barcelona, que un reportero preguntaba a uno del público,
micrófono en mano, en catalán… y cuando el entrevistado le contestaba en
español, el periodista seguía usando ese dialecto del occitano que se habla en
Barcelona.
Hace un par de semanas, en otro partido del equipo
rojiazul, con los locales por debajo en el marcador, la periodista se dirigió a
uno de los jugadores, Darío Brizuela, en catalán. Teniendo en cuenta que el
jugador es easonense, resultaba poco probable que conociera lo bastante el
idioma cooficial de la región.
La periodista repitió la pregunta, esta vez
en español, interesándose por la remontada que estaba protagonizando el equipo
catalán. Y aquí fue el jugador el que metió la pata, quizá molesto, al negar ninguna remontada puesto que seguían cinco puntos por detrás en el marcador.
Debe ser que en el Barcelona sólo consideran remontada las que implican darle la vuelta al tanteo, no sólo acortar distancias.

 
 
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