Cuando el psicópata de la Moncloa visitó Paiporta tras la DANA, acompañando a Sus Majestades los Reyes, a quien Dios guarde muchos años, fue objeto del respeto y la consideración de los habitantes del lugar.
Abrumado, dicen las malas lenguas que se le
aflojaron los esfínteres (al menos, uno), y abandonó el lugar poco menos que
llevado en volandas por sus escoltas. Escoltas a los que ahora el ninistro
Pequeño ha decidido condecorar por su actuación en fecha tan señalada.
Nunca tuvieron mucha vergüenza. Ya no les queda ninguna.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

 
 
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