Dicen que nadie es más despiadado con una mujer que otra mujer. Si se trata de política, la cosa ya rebasa los límites.
Lo comprobamos cuando políticas de derechas
reciben ataques verbales por parte de hombres. Las mujeres de izquierdas, en el
mejor de los casos, callan y otorgan. En el peor, disculpan a los ofensores y,
en la línea de quienes echan la culpa a las mujeres ultrajadas (seamos finos) por
vestir inadecuadamente, dicen que las de derechas provocaron el insulto.
Y cuando Isabel Díaz-Ayuso ha señalado que ha
sufrido dos abortos, ¿qué hace la izquierda neoneocom de la región? ¿Solidarizarse
con ella, compadecerse o, al menos, expresar una lástima, aunque sea hipócrita?
Qué va: lo que hacen es decir una barbaridad del calibre de que su infertilidad no se resuelve obligando a otras mujeres a ser madres.
Puestos a ser bestias, si no follas (se acabó la delicadeza), no te quedas embarazada.

 
 
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