jueves, 23 de octubre de 2025

Se divisa el deshonor

Cuando murió el Generalísimo y llegó la democracia a España, el partido de la mano y el capullo tuvo, por fin, ocasión de alcanzar el poder de manera legal y legítima… cosa que, en su entonces centenaria historia, todavía no había ocurrido.

Aunque los españoles se equivocaron alguna que otra vez (Guerra dixit), al final lo lograron en 1.982, con una mayoría aplastante que no se ha vuelto a repetir. Las personas que integraron los sucesivos gobiernos del gonzalato habían sido formadas dentro del sistema educativo del franquismo (algunos, incluso, habían ocupado puestos relevantes durante el mismo). Se podría decir, por tanto, que habían sido formadas, a secas.

Por ley de vida, las dos ocasiones siguientes en las que han detentado el poder, los sucesivos ministros han sido, cada vez en mayor proporción, personas que han tenido que padecer los sucesivos engendros legislativos en materia educativa que los gobiernos socialistas han ido excretando (para una vez que la derecha logró aprobar una reforma de la materia, los rectores socialistas se negaron a aplicarla y acabó languideciendo). Esto ha llegado a su culmen -no diré límite, porque toda situación es susceptible de empeorar- con el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer.

Es decir, que por mucho relumbrón que tengan, licenciaturas, másteres y hasta doctorados, en realidad son unos ignaros con diploma. En el caso del psicópata de la Moncloa, además, inspira (de momento) tal pánico en los que le rodean, que nadie se atreve a señalar que el emperador está en porretas. Y, así, felicita a la Guardia Civil con el lema de una serie de Televisión Espatonsa.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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