miércoles, 29 de octubre de 2025

Proceso al proceso (678)

Con tal de asegurarse el apoyo de los secesionistas catalanes para seguir detentando el poder, el psicópata de la Moncloa ha sido capaz de prometerles cualquier cosa, por imposible que resultara (aunque sólo sea porque no dependía de su exclusiva voluntad).

Entre estas promesas estaba la de conseguir que el dialecto del occitano que se habla en Barcelona se convirtiera en lengua oficial de la Unión Europea. Algo que no podía ser, tanto por razones internas como externas.

De puertas para adentro porque, siendo la envidia el deporte nacional español, enseguida saltarían vascos y gallegos, por no hablar de asturianos, valencianos, aragoneses, las distintas lenguas pitiusas y hasta los practicantes del silbo gomero. De puertas para afuera, nadie va a apoyar esa iniciativa, porque se corre el riesgo de que corsos, bretones, lapones, fëroanos y docenas de grupos lingüísticos regionales y minoritarios reclamaran su qué hay de lo mío.

Por eso, no fue ninguna sorpresa -o sí, depende de cómo se mire, conociendo al personaje… aunque, probablemente por eso mismo, todo fuera impostado- que finalmente tirara la toalla con la oficialidad del catalán en la Unión Europea. Lo que sí fue una sorpresa fue lo que ocurrió apenas unos días después…

…pero de eso hablaré en otra entrada.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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