miércoles, 30 de marzo de 2016

El mismo perro con distinto collar

Paleocom y neocom son, en esencia, lo mismo (he tenido que buscar en internet la expresión que da título a esta entrada, porque no recordaba el animal exacto). Sostienen una serie de postulados que ya eran erróneos cuando se formularon, hace ya casi dos siglos, y que el tiempo ha confirmado como incorrectos. Sin embargo, ellos no se bajan de la burra, y cuando la realidad, tozuda ella, se empeña en llevarles la contraria, siguen defendiendo la validez de sus tesis apelando a obscuras fuerzas (los mercados) empeñados en desacreditarlas.
Todos estos postulados pueden resumirse, grosso modo, en uno: el Estado debe controlarlo todo, nada debe quedar al arbitrio de la gente. Una muestra paradigmática (me encanta la palabreja, los lectores habituales ya se habrán dado cuenta) la ha dado hace poco (bueno, hace casi un mes) la alcaldesa de Barcelona, la inefable (en realidad sí que hay palabras para describirla, pero no son políticamente correctas por excesivamente descriptivas) bruja Piruja, que ha propuesto que el Estado fije por Ley el precio de los alquileres privados.
Es decir, cargarse de un plumazo el juego de la oferta y la demanda, que es lo que regula el precio de cualquier bien o servicio, como cualquier estudiante de primero de Económicas sabe perfectamente. Es lo que tiene ser una indocumentada sin oficio ni beneficio.
Y sectaria, además.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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