viernes, 18 de marzo de 2016

Oficiales y caballeros

Lo que más me molesta de los izquierdistas no son sus ideas. Creo en el derecho de cualquiera a tener sus creencias y convicciones, por estúpidas que sean, siempre y cuando no pretendan imponérmelas a la fuerza. No, lo que más detesto –y es un rasgo tanto más acentuado cuanto más a la izquierda se encuentra el sujeto- es su grosería, su chabacanería, su falta de urbanidad: en una palabra, lo maleducados que son.
Este rasgo se ha puesto recientemente de manifiesto con motivo de la visita de la bruja Piruja al Salón de la Enseñanza. Cuando se encontró con dos militares que estaban en el certamen, como una de las salidas tras la educación obligatoria -aunque, según uno de los implicados, fue la neocom la que se detuvo, lo que indicaría que iba buscando montar el numerito-, la interfecta les espetó un no me gusta que estéis aquí. Los militares, en lugar de hacer lo que estoy seguro que el cuerpo (y no el Cuerpo) les pedía (esto es, responder algo así como y a nosotros tampoco nos gusta que tú estés donde estás, y nos aguantamos), actuaron con una educación exquisita, de la que la primera edil de Barcelona carece, y contestaron que respetaban las palabras de la susodicha.
Por una vez, el Gobierno estuvo al quite y pidió inmediatamente a la maleducada que se respete a los militares como profesionales e individuos. No puede decirse lo mismo del antiguo JEMAD y actual neocom, que defendió a su conmilitona diciendo que en sus palabras no había desprecio ni humillación.
Para empezar, no humilla quien quiere, sino quien puede. Y para terminar, lo que había en las susodichas palabras es odio hacia quienes poseen aquello de lo que carecen los neocom españoles: disciplina, sacrificio, principios y, por encima de todo, amor a España.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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