lunes, 21 de marzo de 2016

Una princesa de Marte

El primer contacto que tuve con la obra de Burroughs fue, claro está, con el personaje de Tarzán; hasta donde sé, de lejos el más conocido de los que creó. Sería mucho más tarde, básicamente con motivo del estreno de la película, que empezaría a indagar sobre la serie marciana (o de Barsoom) y su protagonista, John Carter.
Para ser una obra primeriza, la novela –que se publicó serializada- muestra la garra típica de su autor, si bien cumple los tópicos del género de planeta y espada: un héroe más grande que la vida, una damisela en apuros, unos enemigos gigantescos y peleas a cada poco. Todo ello aderezado con cháchara pseudocientífica (aunque no deja de resultar curioso que se mencione una especie de precedente de los proyectiles de uranio empobrecido) que, sin embargo, tiene un enorme agujero: a lo largo de doscientas páginas no se nos dice, nunca, cómo o por qué llegó el personaje a Marte, ni cómo o por qué regresó a la Tierra o volvió de nuevo al planeta rojo. Cabe esperar que en volúmenes posteriores se expliquen estos extremos (la verdad, me gustaría).
Por otra parte, Burroughs resulta un poco exagerado, con ejércitos de decenas de miles de personas, flotas de miles de naves y edificios de cientos de metros de altura.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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