El
primer contacto que tuve con la obra de Burroughs fue, claro está, con el
personaje de Tarzán; hasta donde sé, de lejos el más conocido de los que creó. Sería
mucho más tarde, básicamente con motivo del estreno de la película, que
empezaría a indagar sobre la serie marciana (o de Barsoom) y su protagonista,
John Carter.
Para
ser una obra primeriza, la novela –que se publicó serializada- muestra la garra
típica de su autor, si bien cumple los tópicos del género de planeta y espada: un héroe más grande que
la vida, una damisela en apuros, unos enemigos gigantescos y peleas a cada
poco. Todo ello aderezado con cháchara pseudocientífica (aunque no deja de
resultar curioso que se mencione una especie de precedente de los proyectiles
de uranio empobrecido) que, sin embargo, tiene un enorme agujero: a lo largo de
doscientas páginas no se nos dice, nunca, cómo o por qué llegó el personaje a Marte,
ni cómo o por qué regresó a la Tierra o volvió de nuevo al planeta rojo. Cabe esperar
que en volúmenes posteriores se expliquen estos extremos (la verdad, me
gustaría).
Por otra
parte, Burroughs resulta un poco exagerado, con ejércitos de decenas de miles
de personas, flotas de miles de naves y edificios de cientos de metros de
altura.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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