miércoles, 14 de noviembre de 2018

Cero en educación

Los progres de salón –esto es, los niños bien que en su vida han tenido que jugarse nada por defender unos supuestos ideales- suelen ser unos intolerantes de manual… a diferencia de sus padres ideológicos.
Uno, aunque no comparta sus ideas, puede llegar a respetar a personas como Marcelino Camacho y Nicolás Redondo Urbieta, personas que sí lo arriesgaron todo por aquello en lo que creían. Puede llegar a respetar hasta a Julio Anguita, persona coherente aunque últimamente no suelte (o no le atribuyan, que con esto de Internet uno nunca sabe) más que incoherencias. Pero, como suelo decir, desde que le mataron al hijo en la guerra de Irak no volvió a ser el mismo, comprensiblemente.
Pero a mamarrachos como Guillermo Toledo o Alberto San Juan, Pablo Iglesias o Alberto Garzón, que en el mejor de los casos son miembros de familias acomodadas y en el peor, de terroristas, no se les puede tener el más mínimo respeto. Como tampoco a esos dos universitarios que desistieron de asistir a un encuentro entre los ganadores de los premios Fin de Carrera y los monarcas en Oviedo por estar en contra de la monarquía. También dice estarlo el Chepas, y eso no le impidió aceptar una beca de manos de quien hoy es el Jefe del Estado.
Porque por esa regla de tres yo, que soy monárquico, ¿estaría dispensado de acudir a cualquier encuentro con un hipotético presidente de la República española?
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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