viernes, 2 de noviembre de 2018

Discurso del método acientífico

Hace cuatro meses comenté la noticia de que una revista científica había publicado un estudio que consideraba como violación el comportamiento de los perros que pasean en los parques. Mi conclusión vino a ser que tan idiotas se habían vuelto los que habían perpetrado semejante estudio como aquellos otros que lo habían publicado.
Ahora resulta que los idiotas sólo se encontraban en uno de los lados, el de las revistas precisamente científicas. Los autores del artículo de marras, operando bajo un pseudónimo colectivo, lo único que pretendían era denunciar la corrupción en los estudios de género, sexualidad y raza. Y a fe que lo consiguieron, porque, como dice el artículo, colaron trabajos que afirmaban que si un hombre se masturba pensando en una mujer sin que ésta lo sepa se trata de violación; o que dentro de los estudios de astronomía debía incluirse la astrología feminista y queer; que los hombres que se masturbaran mediante penetración anal serían más feministas y menos tránsfobos; o, finalmente, que los estudiantes blancos no debían tener derecho a hablar en clase y debían quedarse tumbados y encadenados. Cómo serían las cosas que llegaron a reescribir un capítulo del hitleriano Mi lucha en términos feministas, que fue aceptado para su publicación.
Queda la duda de si esas revistas presuntamente científicas aceptarían también un capítulo de El capital reescrito en clave machista, o si la disyuntiva les provocaría a los editores un colapso intracraneal (asumir que tienen cerebro es llevar las cosas demasiado lejos).
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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