viernes, 1 de marzo de 2019

Hambre y piojos

En general, procuro no hablar de política. Cara a cara, al menos. Bueno, voy a precisar: procuro no hablar de política con alguien. Porque, la verdad, en este blog hablo de política casi exclusivamente.
Y no entablo diálogos de política (más ajustado así, la verdad) porque, casi inevitablemente, eso conducirá a una discusión. Y odio las discusiones. No por ellas en sí, sino porque son una pérdida de tiempo en once casos de cada diez. Sí, sé que once es mayor que diez, pero quería dejar claro hasta qué punto estoy convencido de lo que digo.
Y son una pérdida de tiempo porque yo considero que lo que digo es cierto, y es complicado que nada de lo que diga el de enfrente me vaya a convencer (y es más complicado todavía que, llegado el caso, admita que me ha convencido); a la recíproca, suele ser complicado que el de enfrente se deje convencer por mis argumentos (o, como me gusta decir cuando estoy de guasa, mi exposición de hechos objetivamente ciertos). Así que, si no vamos a llegar a ninguna parte, ¿para qué empezar?
Vale, todo lo anterior es cierto, aunque dicho en (un cierto) todo de guasa. Ahora voy a ponerme serio. Izquierda y prosperidad económica son términos que se excluyen mutuamente. Y eso no es una opinión, es una realidad. Paso a exponer los hechos obejtivamente ciertos:
  1. El Gobierno del dctr Snchz ha subido el salario mínimo interprofesional (en una proporción nunca vista, además).
  2. Los expertos estiman que esa subida destruirá ciento veinticinco mil empleos y aumentará la desigualdad y la pobreza. De acuerdo, esto no es una realidad, sino una estimación… pero los hechos que vienen a continuación pueden ser indicativos de que esa estimación no va muy errada.
  3. La creación de empleo en España ha echado el freno.
  4. El empleo ha registrado su peor Enero desde la recesión de 2.013, con una pérdida de ochenta y tres mil cuatrocientas sesenta y cuatro personas (el mayor alza desde 2.014) y la Seguridad Social ha perdido doscientos cuatro mil ochocientos sesenta y cinco afiliados (impresiona más si lo pongo en letras, ¿eh?).
Esos son los hechos. Claro, que también existe algo que se llama sesgo de confirmación…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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