lunes, 18 de marzo de 2019

Proceso al proceso (10)

El desarrollo del juicio a los golpistas catalanes está deparando momentos del mayor surrealismo. Sabíamos que los cabecillas del asunto no es que fueran, precisamente, un grupo de lumbreras. Sabíamos también que, a pesar de lo anterior (o precisamente por ello), confiaban en –contraviniendo la afirmación lincolniana de que es imposible engañar a todo el mundo siempre- mantener su impostura frente a los españoles sin que la misma fuera descubierta. Lo que no sabíamos es que ambas características –esa mezcla explosiva de estulticia y soberbia- alcanzara los límites que alcanza.
Porque durante el proceso (del golpe de estado) todos se mostraban muy seguros, muy confiados y muy arrogantes. Pero en cuanto ha arrancado el proceso al proceso, ha sido una especie de maricón el último, sálvese el que pueda y a ver quién mete la trola más gorda. Desde ignorancias supinas a peligrosas lagunas de memoria, esto ha sido un no parar.
Sin embargo, creo que las declaraciones del que fuera jefe de la policía regional en las fechas del golpe superan todo lo visto hasta ahora. No sólo ha declarado que los miembros de la policía regional siempre se atuvieron a las órdenes de jueces y fiscales, que no estaban implicados en el referéndum, que trataron de impedirlo y que no tienen nada que ver con los políticos de los que dependían y promovían un acto ilegal. Ha llegado al extremo de afirmar que estaba dispuesto a esposar a Cocomocho si recibía orden judicial, y que incluso preparó un dispositivo para detener a todos los miembros del gobierno regional golpista.
Lástima que no le comunicaras esos planes a nadie, Pepeluí, ni siquiera a tus subordinados, porque el del corte capilar inefable se fugó con la ayuda, precisamente, de quienes se supone que estaban a tus órdenes.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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