lunes, 30 de marzo de 2020

No hay mal que cien años dure

Sé que voy a repetirme, pero mientras dure esta pandemia, o al menos el confinamiento por la misma, o mientras siga teniendo una lista de asuntos que me daría para escribir entradas durante un mes aunque no hubiera ninguna noticia nueva -a veces me entra la idea de ponerme a escribirlas una tras otra, con lo que la perspectiva se perdería pero se ganaría en inmediatez (al menos en lo que al acto de verbalizar en relación con los sucesos se refiere)… pero esa idea se me pasa pronto- será frecuente que diga que la distancia (temporal) ayuda a poner las cosas en perspectiva. Como ocurre con la de hoy.
Porque hace cuarenta días -veinticuatro horas arriba o abajo, es decir, casi seis semanas, mes y medio-, la noticia era que un juzgado había obligado al Gobierno a entregar las grabaciones del Caso Ábalos tras la denuncia del PP, al ver indicios de delito en la reunión Delcy-Ábalos, y ordenó conservar las grabaciones del aeropuerto.
La reacción del ministro fue decir que estaba tranquilo porque está aforado y le ampara la Ley de Protección de Datos. Aquí, malvado como soy, me dio por pensar que no había dicho que estuviera tranquilo porque era inocente (como sería lo lógico, de serlo), o porque no tenía nada que ocultar. Lo que dijo equivalía, para mí, a un soy más culpable que el pecado, pero ni van a poder probarlo ni, caso de que sí puedan, van a poder hacerme nada.
Si a todo esto añadimos que pareció probado que el Gobierno español sabía que la número dos de la narcodictadura venía a Barajas mucho antes de lo que dijo, quizá la mayor utilidad de esta perspectiva a la que me refería al principio sea que nos permite no olvidar los asuntos pendientes (¿las cuentas a ajustar?) cuando todo esto acabe.
Porque acabará.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

No hay comentarios: