viernes, 10 de diciembre de 2021

Fanáticos religiosos contra fanáticos ateos: no sé quién ganará, pero todos perderemos

Los totalitarismos, sean políticos o religiosos, son profundamente intolerantes con los disidentes, los que se apartan de ese pensamiento único que los que detentan el poder -porque un totalitario nunca tiene legítimamente el poder- pretenden imponer.

Por eso, los musulmanes condenan a muerte a los apóstatas (los radicales -si es que esto puede decirse de una religión que es, por esencia, radical-, además, los ejecutan), y los comunistas oprimen a los que se apartan de la línea marcada por el partido.

Así que cuando leí el titular de que China obliga a los musulmanes a quitar cúpulas de las mezquitas y hacerlas “más chinas”, con el subtitular de Pekín busca disminuir la autonomía de las comunidades minoritarias y lograr una población cada vez más homogénea en la que la “influencia extranjera” sea ínfima, lo que pensé era que, esto sí, iba a ser un choque de trenes. Los comunistas no tienen reparos en matar; los islamistas no tienen miedo a morir.

Lo malo es que son capaces de llevarnos a todos con ellos.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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