martes, 21 de diciembre de 2021

Proceso al proceso (332)

En Cataluña, la llamada mayoría silenciosa -más nos vale que sea verdaderamente mayoría, o estamos apañados- ha estado mucho tiempo, precisamente, silenciosa.

Comenzó a no callarse tras el butifarrendum II, la proclamación de la república no existe, imbécil y, sobre todo, el discurso de Su Majestad el Rey don Felipe VI, a quien Dios guarde muchos años. Y como en el caso del asesinato de Miguel Ángel Blanco, los enemigos internos de España recularon.

Desgraciadamente, al igual que con la banda terrorista de ultraizquierda, la imposibilidad de mantener la tensión con los enemigos de España, por un lado, y los conchabeos de las autoridades regionales (¡y nacionales!) por otro, han hecho que los malos vuelvan a las andadas, sin pararse en barras: si hay que acosar a un niño de cinco años porque sus padres quieren que se cumplan la Ley y las resoluciones judiciales, se le acosa y santas pascuas.

Pero, como de costumbre, el pueblo español demuestra ser mejor que sus dirigentes: ocurrió con la invasión árabe, ocurrió con la invasión napoleónica, y está volviendo a ocurrir (esperemos). La familia amenazada, de momento, piensa aguantar el envite porque, como dicen acertadamente, hay que dejar de tragar y tragar.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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