sábado, 11 de diciembre de 2021

Proceso al proceso (327)

Hay un viejo adagio castellano que dice hacer, de la necesidad, virtud. Esto significa -no he encontrado una definición válida en español- sacar ventaja de la desventaja y beneficio de las desgracias. Es una de las normas que rige mi filosofía de vida, pero más bien en el sentido de que, si una cosa no puede evitarse, más vale que te acostumbres a ella.

Según he escrito el párrafo anterior, caigo en que no se ajusta exactamente al tema de esta entrada. Pero, por otra parte, con esa reflexión descubro un aspecto de mí que no tiene que ver con mi ideología o mis creencias.

A lo que vamos. En entradas anteriores venía a decir que la promesa que el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer hizo a los ierreceos en relación con imponer a las plataformas digitales extranjeras la obligación de ofrecer un determinado porcentaje -el seis, en concreto- de su programación en ese dialecto del occitano que se habla en Barcelona era, en el mejor de los casos, un farol, y un embuste descarado en el peor.

En resumen, que España carecía de cualquier medio de obligar a esas empresas extranjeras a hacer lo que los necionanistas catalanes querían. Y, queriendo disfrazar lo que no era sino un fracaso anunciado, al final el pacto entre malhechores no afectará a Netflix, ni HBO, ni Disney, ni Amazon Prime por tener su sede en el extranjero, sino sólo a las plataformas españolas.

Está por ver si es constitucional esta última disposición, puesto que las lenguas regionales sólo son cooficiales en sus respectivas regiones, el español es la única que todos los españoles tienen el deber de conocer y el derecho a utilizar y, finalmente, las empresas pueden hacer lo que quieran siempre y cuando no infrinjan la Ley.

Para terminar, otra de mis normas de vida (como tantas otras, tomista): una Ley inicua no debe ser obedecida.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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