viernes, 14 de enero de 2022

A veces, los traidores avisan

No me cansaré de decirlo: las raíces de la izquierda son contrarias a la democracia, y sus objetivos también. Podrán transigir transitoriamente, simular que aceptan el juego democrático; pero, igual que el leopardo no pierde sus manchas, ni el escorpión puede escapar a su naturaleza, tarde o temprano se descubrirán como lo que son: unos liberticidas.

Los neocom han dado sobradas muestras de ello desde el principio: cuando nacieron, ocupando las plazas públicas (en general, de ayuntamientos gobernados por el PP, como Madrid); cuando se pegaron la gran torrija en Andalucía, llamando a salir a la calle para detener al fascismo.

Y hace un mes, en sede parlamentaria, Egolanda, esa adalida de la nueva política, lo dijo bien clarito, dirigiéndose a Vox: si llegasen a gobernar, tendrían huelgas y movilizaciones masivas.

Esa es la intención, por supuesto, que ya sabemos que la capacidad de convocatoria de los neocom se ha reducido tanto como la masa capilar del Chepas

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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