jueves, 28 de septiembre de 2023

Efecto bumerán

Que la izquierda española siempre ha sido mala es algo que no ofrece duda para los que somos de derechas y no tenemos complejos. Que con el cambio de milenio su capacidad intelectual ha disminuido drásticamente es algo que hasta los más acendrados defensores de esa ideología criminal y asesina deberían admitir, si fueran honrados consigo mismos.

La gran duda es si son más malos que tontos o más estúpidos que perversos. Esa incertidumbre se ha acentuado con la llegada de los neocom al desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer: una panda de memos ilustrados, que se creen mierda y no llegan a pedo, se han dedicado a decirles a los demás cómo tienen que hacer su trabajo.

Además de parir (es un decir) unos engendros legislativos que no hay por dónde cogerlos, que provocan el efecto contrario a aquél que dicen perseguir y que incluso se vuelven contra ellos mismos.

Así, en medio de la polvareda levantada (por la izmierda) con el caso Rubiales, ha saltado a la palestra la denuncia de un policía antidisturbios contra una independentista por agresión sexual durante la jornada del butifarrendum II, cuando la interfecta le besó en los labios sin que mediara consentimiento del agente del orden.

O somos todos iguales ante la Ley, o rompemos la baraja.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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