Aparentemente, la editorial que tiene los derechos
para publicar en España las novelas de La
guerra de las galaxias está orientándose más a aquellas relacionadas con
los Sith; o quizá es que, con la proximidad del estreno del Episodio VII, en
Disney hayan optado por dar preponderancia a las novelas sobre los malos de la saga.
En cualquier caso, bienvenidos sean, puesto que
ayudan a conocer con cierta extensión los vericuetos mentales, maquinaciones y
demás de personajes que, de otro modo, se limitan a aparecer con sus planes ya
montados y que, en general, acaban siendo derrotados (excepto al final del
Episodio III, claro, porque si no nos quedaríamos sin trilogía clásica).
Centrándonos en esta obra en concreto, y aunque el
título haga referencia al maestro de Darth Sidious (futuro y malvado Emperador)
–y aunque la novela trace su trayectoria vital desde que pasa de aprendiz a
maestro hasta que su aprendiz le jubila
a su vez-, es casi en este personaje en quien se centra más la narración. Vemos
así cómo es reclutado por el Lord Sith, como va ascendiendo tanto en la
burocracia republicana como en el dominio del lado oscuro y cómo sus
maquinaciones van afectando a personajes que tendrán gran importancia en las
películas –además de, obviamente, Anakin Skywalker, que por motivos obvios
aparece sólo al final-, desde Qui-gon Jinn hasta Padmé Amidala, pasando por el
conde Dooku y la creación del ejército clon (algo que sólo se plantea, porque
Jango Fett no aparece por ninguna parte).
Por otra parte, Luceno intercala, dentro de la
narración, pasajes de disquisiciones filosóficas de y entre los Sith, pasajes
que casi llegan a convencerte de que, después de todo, no es que fueran
realmente malos…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!