Los neocom
son sectarios. Los neocom son
demagogos. Los neocom son unos
embusteros. Los neocom son unos
delinquidores. Los neocom son gente
que jalean a las dictaduras de izquierdas mientras critican a las democracias
(las que no son populares, se
entiende). Los neocom son unos
ignorantes. Pero, sobre todo, los neocom
son una panda de vagos que, salvo contadas ocasiones, en su vida han dado un
palo al agua, tan ocupados como estaban en montar revoluciones de salón,
organizar manifestaciones ilegales o pegar a gente de una clase muy inferior a la suya (ellos, que tan de izquierdas
son, deberían luchar por una sociedad sin clases).
Este amateurismo,
este carácter de aficionadillos a la política, está quedando patente en todos y
cada uno de los ayuntamientos importantes (probablemente, también en los menos
importantes, pero a esos se les da mucho menos bombo) en los que se han
encaramado al poder, casi siempre con ayuda del PSOE. Tan pronto aprueban una
medida sin atenerse al procedimiento establecido como convierten en un caos los plenos del Ayuntamiento de la Tacita de Plata.
Eso es lo que pasa cuando, acabada la carrera, te
pides una excedencia y te dedicas a escribir chirigotas para charangas
carnavalescas (ocupación por lo demás perfectamente respetable, pero que no
prepara demasiado para regir una ciudad de cierta entidad… o de cualquier
entidad) hasta que el azar y la ignorancia desesperada del electorado te aúpan
al puesto de primer edil.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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