Una ministra de cultura con bastante poca cultura
soltó aquella perla de que el dinero
público no es de nadie. Los neocom,
aunque probablemente la considerarían un miembro (una miembra, que diría aquélla) de la casta (a pesar de que su
incultura flagrante, manifestada en sede parlamentaria, la harían acreedora a
un puesto en las filas de los perroflautas),
parecen seguirla en dicho postulado,
Después de criticar que los políticos de siempre gastaran el dinero como no
debían (o, al menos, como los neocom
opinan que no debía hacerse), han llegado ellos para enseñarnos cuál es el modo
progresista y solidario de gastar el dinero público. Nada de procesiones
religiosas, oscuros retazos de un pasado supersticioso que debe dejarse atrás.
Nada de potenciar la cultura creada en otras épocas, ya que, al no encontrarse
ellos (los neocom, digo) allí, nada
se hizo en el pasado que mereciera la pena conservar. Nada de nada.
Está claro: el modo correcto (para los neocom) de gastar el dinero público es
tirar casi medio millón de euros (que se dice pronto: sesenta y seis millones y
medio de las antiguas pesetas) en unas fiestas de Santiago cuyos actos, pagados
con el dinero de todos (porque eso es lo que es realmente el dinero público,
señora Calvo) interesan… a nadie.
A nadie, salvo a los que cobran, claro.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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