La recién estrenada regidora de la Ciudad Condal ha
entrado en el Ayuntamiento como el proverbial elefante en la no menos
proverbial cacharrería. Con el pretexto de respetar determinadas sensibilidades
(la musulmana, la laica, la republicana), se ha dedicado –además de enchufar a su maromo- a herir aquellas
dos sensibilidades que el progretariado
en general, y los neocom antisistema
(presuntamente antisistema, porque sus actos dejan patente, salvo para el que
se empeñe en no verlo, que no pretendían derribar el califato, sino que sólo
ansiaban a ser califa en lugar del califa) en particular, odian en España por
sobre toda las cosas: la católica y la monárquica. O, para decirlo pronto y
mal, lo que buscan es, sobre todo y por encima de todo, intentar joder a lo que
ellos consideran la derecha.
Sólo así se explica que hayan dejado fuera del programa municipal de las fiestas de la ciudad la misa de la patrona deBarcelona; que la alcaldesa deje plantada nada menos que a una ministra del Gobierno de España (esto denota, además, la zafiedad, grosería y, en una
palabra –o en dos- pésima educación de la antidesahucios nunca desahuciada);
que retiren del Salón de Plenos un busto del anterior Rey de España, con el
pretexto (cierto, pero traído por los pelos) de que ya no es el Jefe del Estado,
haciéndolo además mientras el hijo del retirado estaba de visita oficial en la
ciudad; que cuando los concejales del Partido Popular han colocado un retrato de Su Majestad Felipe VI en el lugar que ocupaba el busto de su padre, los neocom lo hayan quitado inmediatamente,
teniendo que ser el Gobierno de España el que requiera a la alcaldesa que cumpla la Ley, esa que ha alegado seguir a rajatabla para retirar la escultura (de momento, se llama a andanas... y lo que te rondaré, moreno).
Y todo ello sin haber logrado, ni de lejos, la
mayoría absoluta. Que si la hubieran logrado, ay lo que les esperaba a los
barceloneses…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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