Una de las causas del lento pero inexorable declive
del Partido Popular en Cataluña (también en Vascongadas, y por las mismas o
parecidas razones) ha sido su tibia actitud frente al necionanismo y el haber colocado a una líder (o a la líder esa,
porque lo de lideresa me chirría cosa
mala, aunque el corrector ortográfico me lo admita) con tan poco gancho como
Alicia Sánchez Camacho, muestra evidente de que, al menos en las facciones, el
hombre no se encuentra demasiado lejos del mono (o de la mona Chita). Y esto ha
sido así (el declive, no el parecido simiesco) desde que Aznar vendió la
presidencia del gobierno de España a cambio de la cabeza de Alejo
Vidal-Cuadras.
Visto que las cosas pintaban bastos (más aún que en
los últimos tiempos), Rajoy se ha decidido por fin a sustituir a una Sánchez por un García. En concreto, por Javier García Albiol, exalcalde de Badalona y
de los pocos políticos populares que pueden presumir de buenos resultados
electorales en Cataluña.
Un político de una cierta talla (física, sobre
todo, debe andar por los dos metros) y que parece tener las cosas claras y ser
capaz de decirlas. Una lástima que, sin embargo, siga abonado a ciertos tics maricomplejines, como considerar que el
enemigo es Ciudadanos, y no los nacionalistas. El partido de Rivera es quizá
quien le ha de disputar el espacio electoral, pero no es el objetivo a batir.
Y, desde luego, no lo van a conseguir diciendo cosas como que apretar a correr para dejar Cataluña es una actitud poco seria, refiriéndose al salto de Rivera a la llamada política nacional. Sobre todo, porque le
han puesto en bandeja de plata la respuesta a su sucesora: si Rivera es presidente de España, lo será también de los catalanes.
No, contra quien debe dirigir García Albiol sus
andanadas es contra los nacionalistas, secesionistas y delinquidores. Es lo que
supongo ha estado haciendo estos últimos años en Badalona, y allí no le fueron
mal las cosas. Y si algo funciona, mejor no tocarlo.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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