sábado, 22 de agosto de 2015

Mal menor

Cualquiera que me conozca (demonios, ni siquiera hace falta conocerme en persona, basta con leer cualquiera de las entradas de este blog) sabe que soy de derechas. Nada de centro reformista, nada de conservador (bueno, puede que algo de eso sí): de derechas, y punto.
Por ello, desde que he podido ejercitar el sufragio activo, mi voto ha ido siempre en el mismo sentido: Alianza Popular primero, Partido Popular después. Nada de UPyD, nada de Ciudadanos, nada de Vox (aunque tienen todas mis simpatías, votarles a ellos equivale a tirar el voto a la basura y, en definitiva, sería como votar a la izquierda; lo malo es que muchos parecen pensar como yo, con lo que es difícil que ese partido tenga éxito en su meritorio afán).
Por lo tanto, en las próximas elecciones generales –salvo que se produzca un imponderable de proporciones cataclísmicas- mi voto irá de nuevo al Partido Popular. Y ello, aunque Mariano Rajoy me haya decepcionado en temas como la regulación del asesinato de embriones, los impuestos, la defensa de la unidad de España o la lucha contra el terrorismo. Aunque el gallego defienda su mandato por la recuperación y la respuesta prudente a Mas (más que prudente, timorata). Aunque haya presentado unos presupuestos que aprobará antes de lo acostumbrado (mejor eso que arpibarlos con retraso, como en 2.012, o dejar que los aprueben los que vengan) y, como todos los presupuestos en vísperas de elecciones, disparen el gasto y hayan sido tildados de electoralistas (anda que los demás no harían lo mismo, de estar en la situación del registrador de la propiedad).
Y lo haré porque la alternativa es peor. Mucho peor. Infinitamente peor.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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