El comunismo nunca ha sido en España una opción
democrática pujante en condiciones normales. Cuando ha superado su procentaje
de votos puramente residual, ha sido porque el Partido Socialista lo ha hecho
tan rematadamente mal que aquellos que nunca votarían a la derecha ni para
salvar la vida (a los que comprendo perfectamente, puesto que a mí me pasa
exactamente lo mismo con la izquierda) han tenido que orientarse hacia otra
opción.
Tradicionalmente, dicha opción subsidiaria ha sido
el Partido Comunista de España, disfrazado hace tres décadas como Izquierda
Unida y al que la tendencia descendente en sus apoyos le ha hecho merecedor del
mote de Izquierda Hundida. Es decir,
esos a los que yo, en este blog, denomino paleocom.
Sin embargo, desde hace un par de años ha surgido
otra opción, los que yo denomino neocom.
Entre el interés que suscita la novedad y el desastre que han sido los
sucesivos secretarios generales del PSOE, cada uno haciendo bueno al anterior por
pésimo que éste pudiera parecer inicialmente, daba la impresión de que el
comunismo podría llegar a ser la segunda opción más votada en España e incluso,
para los más optimistas (o los más desesperados), la primera. Todo ello a raíz
de las elecciones al parlamento europeo de hace poco más de un año, en las que
quedaron, si no recuerdo mal… los terceros.
Luego, las encuestas les pronosticaron un ascenso
imparable, y poco menos que les alfombraron el camino hacia el Palacio de la
Moncloa. Sin embargo, llegaron las elecciones autonómicas andaluzas, y
quedaron… los terceros (y eso, a pesar de lo rematadamente mal que lo hizo el
Partido Popular). Un par de meses después hubo elecciones municipales y
autonómicas en toda España (salvo en las comunidades que van por libre, cosa
que nunca entenderé: lo suyo sería elecciones cada cuatro años sí o sí, y a
apechugar con lo que salga), y salvo tristes excepciones (Madrid fue una de
ellas), su mejor resultado en ciudades importantes (no digamos en autonomías)
ha sido ser… los terceros. Sí, gobiernan en Madrid y Barcelona (y en otras
ciudades que no recuerdo ni tengo interés en hacerlo), pero ha sido por el
apoyo de un PSOE al que sólo me mueve el odio africano hacia la derecha.
Sin embargo, incluso las encuestas empiezan a dar
la espalda a Junior y a sus
muchachos. Ya no logran ilusionar ni a sus propias bases (probablemente, porque
pasan de ellas de un modo olímpico, como hacen todos los partidos políticos
españoles), y ven amenazado su medalla de
bronce por lo que serían los herederos
espirituales de UPyD. Es decir, por Ciudadanos.
En éstas, el telegénico candidato paleocom ha advertido al telegénico
(Dios sabe por qué se le considera tal, probablemente porque predica a
convencidos) candidato neocom que
está cometiendo los mismos fallos que Izquierda Unida. Sólo espero que, en su
soberbia, no le haga ni refitolero caso, y acabe así en el vertedero de la
Historia, que es el destino natural de todos los comunistas que en el mundo han
sido, son y serán.
O, como diría Fernando Fernán Gómez… ¡¡¡a la
mierda!!!
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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