Los
premios Nobel de carácter no científico (y vamos a admitir que la Economía es
una ciencia) tienen, en general, menos valor que el papel en que está escrito
el diploma. Tanto el de la Paz como el de Literatura se emplean, en general,
para dar palmadas en la espalda (los concedentes a sí mismos) o para dar en los
morros a alguien (singularmente, el de la Paz: los dos últimos presidentes
estadounidenses que lo han recibido no tenían más mérito para ello, a mi modo
de ver, que ser del Partido Demócrata y no ser George W. Bush, que era el de la
pituitaria presionada).
En el
caso del Nobel de Literatura, además, se acostumbra a violar la voluntad del
patrono que los instituyó, ya que su testamento estableció que
(…) se constituirá un fondo cuyo interés será distribuido cada año en forma de premios entre aquellos que durante el año precedente hayan realizado el mayor beneficio a la humanidad. Dicho interés se dividirá en cinco partes iguales, que serán repartidas de la siguiente manera: (…) una parte a la persona que haya producido la obra más sobresaliente de tendencia idealista dentro del campo de la literatura (…)
En
general, el Nobel de Literatura se suele conceder como colofón a toda una
carrera, una especie de hala, ahora ya
puedes dejar de escribir y morirte tranquilo, porque más lejos no vas a llegar.
Los merecedores no agraciados constituyen legión, empezando por Tolstoi,
siguiendo por Borges y terminando, quizá, por Delibes (y eso, sólo por citar
tres nombres).
Entre
los eternos candidatos se encontraba Robert Allen Zimmerman, eximio poeta,
mediocre guitarrista y pésimo cantante que responde al nombre artístico de Bob
Dylan. Este año, por fin, la Academia Sueca ha decidido dar la sorpresa y
galardonar al bardo de Duluth con el premio. Y éste, que ya está de vuelta de
todo e inmerso en una gira que ha durado ya años y no tiene trazas de
finalizar, no les ha hecho ni refitolero caso.
Evidentemente,
tiene cosas más importantes de las que (pre) ocuparse.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario