Cuando
todavía no eran más que una panda de delinquidores ocupaplazas, los neocom españoles alardeaban de
representar a la gente y decían que
ellos, cuando gobernaran, lo harían para todos.
Ahora
que ya han pillado cacho en la tarta del poder, los neocom siguen arrogándose la representación de la gente, pero ha quedado palmariamente claro que, como aquellos
que decían venir a derribar, gobiernan sólo para los de su cuerda.
Para
muestra un botón: la madre de una de las fallecidas en la tragedia del Madrid Arena ha reunido setenta y tres mil firmas que piden cerrar el recinto hasta que tenga licencia en regla de
funcionamiento. Como esa iniciativa
ciudadana no tiene que ver con la desmemoria
histérica ni con la alianza de
civilizaciones, el consistorio madrileño se llama a andanas y responde con
una larga cambiada.
Exactamente
igual que hacía la casta, de una y
otra cuerda, cuando gobernaba.
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