Como
buenos izquierdistas, los neocom españoles
son duchos practicantes de la ley del
embudo. Es decir, critican en los demás lo que ellos mismos realizan.
Así,
con anterioridad a las convulsiones en el partido socialista, en diversas
autonomías los podemitas han retirado
su apoyo a los ejecutivos socialistas, con los que éstos –que en general eran
la segunda fuerza por número de escaños, y no la primera- han quedado en
minoría. Al mismo tiempo, ha advertido a los barones regionales socialistas a los que todavía apoyan que, de
optar por apoyar la abstención en la sesión de investidura de Mariano Rajoy,
podrían perder el apoyo de los comunistas.
Al mismo
tiempo, han rechazado que a ellos se les aplique la misma medida. Como ella lo
dice mucho mejor de lo que podría hacerlo yo, voy a citar a la estríper aficionada:
La autonomía local que reclamamos vale también para la cuestión política. Hay diferencias en la relación con los actores y sería importante reclamar un respeto por los que no somos cartas de cambio ni peones de partidas en las que no participamos.
Traducido
al cristiano: cuando podemos tocar las
narices, las tocamos; pero cuando nos la pueden tocar a nosotros, que no nos la
toquen, porque eso está muy feo y no se hace.
Quien
dice narices dice otra cosa que se
encuentra al menos un par de palmos más abajo en los varones.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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