En
una nueva muestra más de esa insufrible cursilería que impregna el ansia de los
neocom de controlarlo todo, el
Ayuntamiento de Madrid ha emitido una guía relativa al llamado oficio más
antiguo del mundo en el que, entre otras chorradas, propone que a las
meretrices se las denomine con perífrasis tales como mujeres en situación de prostitución. Eso sí, su denominación para
los que las contraten es mucho más directa y, por lo tanto, menos empalagosa:
propone que, lisa y llanamente, se les llame puteros.
Podría
decir muchas cosas, pero no lo haría mejor que las directamente afectadas, así
que paso a reproducir un fragmento del artículo en el que se recogen las
declaraciones de las peripatéticas:
Las prostitutas se preguntan de dónde saca su moralina la política de izquierdas, de dónde tanto odio hacia lo que no desea comprender y cómo es posible que, desde las instituciones públicas, recibamos las putas tanta violencia. Acusan a la alcaldesa de haber usado violencia y de la dura, de la que te parte el labio, te fractura la mandíbula, te rompe un brazo y te deja llorando en un rincón, sólo para venir luego con cara de salvadora de la vieja moral a hacernos sentir víctimas por ser culpables de su violencia. Hemos visto muchos de estos comportamientos las mujeres (…). Se llama violencia machista, señora Carmena, añaden.
Sé
que se trata de una pregunta retórica, pero de todos modos voy a contestarla.
La moralina la sacan de su autoconcedida superioridad moral, claro.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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