domingo, 7 de enero de 2018

Los ecologistas mentirosos

El problema de los calentólogos (con este término, que desconozco si existe –el corrector ortográfico del procesador de textos no lo reconoce-, me refiero a los defensores del llamado calentamiento global) es que, aunque pudieran estar en lo cierto (punto que no comparto), tiran de tantos datos falsos, tergiversaciones y medias verdades que su postura queda desacreditada. Al menos, para mí.
Cansados por lo visto de recurrir a estadísticas trucadas o de realizar predicciones apocalípticas fallidas (al estilo de los Testigos de Jehová, los Adventistas del Séptimo Día o alguna otra corriente religiosa que ahora no recuerdo, que no paran de predecir el fin del mundo y, cuando la fecha pasa, proponen otra: alguna vez acabarán acertando, claro está), ahora mienten claramente y no tienen empacho en reconocer que lo hacen.
Uno de estos grupos (de los ecolojetas, no de los religiosos) filmó a un oso polar de apariencia famélica (muriendo de hambre, dice el titular) para realizar un programa en el que defendían sus tesis (para hacer propaganda climática, dice el titular). Lo más irónico (iba a poner gracioso, pero maldita la gracia que tiene el asunto) es que luego reconocieron que ni siquiera sabían si el oso estaba o no muriéndose de hambre, ni si se debía al cambio climático y, lo que tiene más delito, que no lo ayudaron.
El día que de verdad acierten, no les van a creer ni los suyos…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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