Los
necionanistas catalanes se consideran
por encima de la Ley. De la ajena, por supuesto, pero también de la propia, y
hasta de la de la gravedad, si llegara el caso que entrara en conflicto con sus
postulados ideológicos. Como solía decir yo de mi madre, cuando la realidad
choca con lo que ellos dicen es la realidad la que está equivocada.
Uno
de los más conspicuos representantes del secesionismo catalán es el meacolonia
flor de pitiminí que entrenó a la Farça,
luego al Bayern de Munich y ahora al Manchester City. Todos ellos, clubes con
una chequera abultada que le han ayudado a ser lo que hoy es, el entrenador
mejor pagado (y, de lejos, el más sobrevalorado) del fútbol mundial. En la
ciudad condal ganó lo que ganó porque tenía a un jugador capaz de ganar
partidos él solo y un equipo en su mejor época que jugaba única y
exclusivamente para el enano hormonado. En la urbe germana fracasó
estrepitosamente tras suceder al ganador del triplete: en tres años allí fue
incapaz de ganar la Copa de Europa ni una sola vez, siendo eliminado, para más
inri, siempre por equipos españoles. En la escuadra mancuniana trufada de
petrodólares va este año primero en la Premier con bastantes puntos de ventaja
sobre el otro equipo de la ciudad (hasta el punto de que se dice que tiene ya
medio campeonato en el bolsillo… y eso que estamos a mitad de temporada), pero
ha necesitado de una temporada (y de una millonada en fichajes, una constante
del entrenador de Santpedor, que como fichador es francamente mejorable) para
lograrlo.
Viene
todo esto a cuento de que, desde la comodidad del extranjero, Pepito se dedica
a lanzar proclamas y a ponerse lacitos amarillos como petición de la libertad
de sujetos que son presuntos culpables de la comisión de delitos, graves
además. A sabiendas de que la UEFA prohíbe la exhibición de símbolos de
carácter político en los partidos –y ahí están las sanciones al Barcelona por
la exhibición de estrelladas-, el
prepotente (o el puto amo, como
denominó a otro entrenador que tampoco tiene abuela) dijo textualmente:
Si la UEFA, la FIFA o la Premier League me quieren sancionar por llevar el lazo, adelante. Pero ellos, especialmente los Jordis, están en la cárcel. Lo llevo especialmente por dos personas que defendieron algo como es el derecho a votar. Para estar en prisión hay que hacer algo grave y mientras estén ahí tendrán mi apoyo. Han estado más de 60 días en la cárcel.
Lo
dicho. A éstos, la Ley les importa una higa.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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