Aunque
durante la carrera se me dieron muy bien los dos cursos de Derecho político, no
fue hasta tocar esa materia en la oposición que me di cuenta de lo francamente
mejorable que era nuestra vigente norma suprema del ordenamiento jurídico, la
Constitución de 1.978.
Por
lo visto, los redactores de la norma tuvieron dos opciones, dos modelos a que
acogerse. Y al que se acogieron fue al antiguo –suele decirse que una de las
grandes influencias fue la Ley Fundamental de Bonn-, no al moderno (que nunca
he sabido cuál es), con lo que, en lugar de elaborar la primera de un tipo de
constituciones, pergeñaron la última de otro.
La
Constitución tiene muchos defectos, desde llamar castellano al español hasta diferenciar entre nacionalidades y regiones.
Sin embargo, es lo que es, la norma suprema (Derecho europeo aparte), y por lo
tanto ha de obedecerse y acatarse, aunque a uno no le guste.
Como
a los socialistas, por ejemplo, que cada cierto tiempo vuelven con la matraca de
la reforma constitucional. Y la razón principal por la que insisten en el tema,
en mi opinión, es porque quieren pillar
cacho, tocar poder y, a ser posible, eternizarse en el mismo. Y para ello
necesitan la ayuda de los partidos regionales, a los que consideran (o supongo
que eso quieren creer) que pueden contentar con modificaciones por aquí y por
allá, que suelen resumirse en eso que llaman federalismo (asimétrico o del otro). No han aprendido que esos nunca
se sacian, nunca están contentos, nunca tienen suficiente.
Hace
poco, los padres de la Constitución que
siguen vivos (dos de los cuales son, directamente, unos impresentables) pasaron
por el Congreso de los Diputados para dar su opinión sobre la reforma de la
Constitución. Uno de ellos, Herrero de Miñón, rebajó las expectativas de reforma constitucional del PSOE. Y que lo haga precisamente ése, que es un
mercenario de la peor especie, y resentido además, ya es significativo.
En
cuanto a por qué en toda la entrada no he empleado el término Carta Magna, que suele usarse como
sinónimo de Constitución… pues porque
no me ha dado la gana y porque, además, creo que no es ajustado.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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