martes, 24 de diciembre de 2019

Al trullo con él

Los juicios con jurado están bien en las películas, o en el sistema judicial estadounidense. En el sistema judicial español nunca se habían utilizado pero, supongo que para no pecar de antiguos, la Constitución de 1.978 estableció su posibilidad en su artículo 125.
Afortunadamente (crucemos los dedos), nunca he sido convocado para participar en un jurado. Si tal circunstancia se diese, alegaría objeción de conciencia, puesto que en conciencia no considero que deba participar en una institución en la cual no creo.
Que el jurado es una chapuza lo demuestra el que muchas de sus resoluciones –bien, vale, muchas de las resoluciones que se conocen… aunque claro, si esas resoluciones no son chocantes, no son noticia, por muchas que sean- son, cuando menos y por decirlo de alguna manera, pintorescas.
A finales del mes pasado terminó el juicio por el asesinato de Diana Quer. El jurado declaró culpable al acusado. Pero culpable de asesinato, no de violación. ¿No estaban convencidos? ¿Les dio miedo correr el riesgo de equivocarse? Quién sabe. El caso es que este es uno de esos ejemplos en que los partidos que se dicen feministas se oponen a la prisión permanente revisable, mientras que las formaciones políticas a las que los antedichos partidos tildan de machistas son las que defienden tal pena para esta clase de crímenes.
Si por mí fuera, encerraba al sujeto y tiraba la llave por el retrete.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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