Los
juicios con jurado están bien en las películas, o en el sistema judicial
estadounidense. En el sistema judicial español nunca se habían utilizado pero,
supongo que para no pecar de antiguos,
la Constitución de 1.978 estableció su posibilidad en su artículo 125.
Afortunadamente
(crucemos los dedos), nunca he sido convocado para participar en un jurado. Si tal
circunstancia se diese, alegaría objeción de conciencia, puesto que en
conciencia no considero que deba participar en una institución en la cual no
creo.
Que
el jurado es una chapuza lo demuestra el que muchas de sus resoluciones –bien,
vale, muchas de las resoluciones que se conocen… aunque claro, si esas
resoluciones no son chocantes, no son noticia, por muchas que sean- son, cuando
menos y por decirlo de alguna manera, pintorescas.
A
finales del mes pasado terminó el juicio por el asesinato de Diana Quer. El jurado
declaró culpable al acusado. Pero culpable de asesinato, no de violación. ¿No
estaban convencidos? ¿Les dio miedo correr el riesgo de equivocarse? Quién
sabe. El caso es que este es uno de esos ejemplos en que los partidos que se
dicen feministas se oponen a la
prisión permanente revisable, mientras que las formaciones políticas a las que
los antedichos partidos tildan de machistas
son las que defienden tal pena para esta clase de crímenes.
Si
por mí fuera, encerraba al sujeto y tiraba la llave por el retrete.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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