Los
seres humanos son poco dados a predicar con el ejemplo. Es decir, en general se
puede aplicar aquello de haz lo que digo,
y no lo que amo. Esto es progresivamente más cierto si esa persona es un
político, si además es de izquierdas y, finalmente, si es español.
Eso
no es lo peor. Lo peor es que intentarán justificar sus afirmaciones. Y las
razones que aducen son de tal calibre (por lo descabelladas) que uno se
pregunta si toman por imbéciles a los que tienen enfrente, o es que son ellos
mismos los que son cortos de entendederas.
Viene
todo esto a cuenta de las declaraciones de hace casi tres semanas, realizadas
por la tartamudeante portavoz (por Dios, qué ojo tienen los sucietas eligiendo portavoz…) en
funciones del Gobierno en funciones, cuando dijo que el derecho a la libertad
de enseñanza no incluye el derecho de los padres a elegir ni colegio ni religión.
Es
decir, y por resumirlo: cuando habla la izquierda, el derecho de cada cual
termina donde la izquierda dice que termina.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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