martes, 10 de diciembre de 2019

Qué sabrán ellos

Los fanatismos de toda laya, en todas las épocas de la Historia, se han preciado de saber, mejor que los demás, qué es lo mejor para los demás. En otros tiempos, esos fanatismos eran de índole religiosa, llámese cristianismo o islamismo.
Más tarde, esos fanatismos pasaron a ser ideológicos: los revolucionarios franceses primero, y los apóstoles del socialismo real después, pretendieron configurar la sociedad conforme a sus postulados. Ellos sabían, mejor que nadie, lo que convenía a la sociedad, y la obligarían a seguir sus ideas, quisieran o no; por su propio bien, por supuesto.
Avanzado el siglo XX, y tras la época de los totalitarismos (por más que les moleste a algunos de mis conocidos, todos de izquierdas, puesto que nazismo –sí, el socialismo de su nombre algo debería querer decir- y el fascismo se originaron en el socialismo de sus respectivos países), el marxismo se disfrazó en sucesivos ismos (feminismo, ecologismo), pero siguió en sus trece de salvar a los demás, aunque no quisieran ser salvados.
A finales del mes pasado tuvimos dos ejemplos de esto. La primera, en relación con el feminismo, que sostiene que si las mujeres no estudian carreras científicas se debe a esta sociedad machista y heteropatriarcal. Pues no: según las preuniversitarias, si no estudian ingenierías es, literalmente, porque no les da la gana.
Y luego está el asunto del Black Friday. Activistas de la organización Pis Verde intentaron boicotearlo en una de las avenidas más céntricas y comerciales de Madrid. ¿La reacción de los compradores? Pues osciló entre ignorarles o considerar, directamente, que son unos pesados.
Pero claro, los istas saben mejor que todos nosotros qué es lo que nos conviene, así que no es probable que se rindan.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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