domingo, 21 de febrero de 2016

¿El principio del fin?

Mientras no alcanzan el poder, los neocom disfrazan sus intenciones. Y ello supone, en algunos casos, utilizar como cabeza de cartel un hombre de paja. O, en el caso de Madrid, una mujer de paja; esa a la que me suelo referir como doña Rojelia.
Y, en algunos casos, la añagaza funcionó. Algún conocido votó Ahora Madrid –a pesar de no ser comunista- para el ayuntamiento, y justificaba el sentido de su voto afirmando que Carmena no era Podemos. A eso, mi respuesta es doble: en primer lugar, es Podemos; en segundo lugar, aunque no lo fuera, su equipo está lleno de neocom, y es el partido de Junior el que la impulsó y el que la sostiene (con la inestimable ayuda de los suciolistos de Carmona, dispuestos a pactar hasta con el diablo con tal de echar al PP en general, y a Esperanza Aguirre en particular, de las instituciones).
A la alcaldesa de Madrid, el puesto le viene grande, enorme, desmesurado, inconmensurable. Le sobra por todas partes. Cuando no está diciendo chorradas, está perpetrando despropósitos. Para colmo, tiene que lidiar con la jauría (aunque rebaño o piara serían términos más apropiados) que tiene detrás, y si malo es cuando les respalda, peor es cuando les lleva la contraria.
Se atrevió a hacerlo (inicialmente) en el caso de los titiriteros, y los perroflautas la acusaron de plegarse ante el Partido Popular y la caverna mediática (estos progres, en cuanto algo no les gusta lo motejan de cavernícola, de fascista o de ambas cosas a la vez; lo sé porque me lo han llamado). Luego, doña Rojelia reculó y dijo que no cesaría a Celia Mayer (cuyo elemento más destacado de su currículo es haber sido ocupa) porque sería injusto. Al parecer, estos comunistas de las narices sólo consideran injustas ciertas medidas cuando se propone aplicárselas a ellos, porque cuando son ellos los que proponen aplicarlas a los demás encuentran que son de justicia.
Por otra parte, en ese juego en el que son especialistas las izmierdas de hacer culpables a las víctimas, uno de los concejales del equipo de gobierno de la capital se ha despachado diciendo que algunos padres tienen la mente sucia (al modo de Resines en su papel en Los Serrano), mientras que los titiriteros anticatólicos y filoetarras han presentado una querella por prevaricación contra el juez y la fiscal.
Y mientras, en un ejercicio clásico de flibusterismo parlamentario, el equipo de gobierno se niega a que se debata en el pleno el tema de la reprobación de la concejal (algo solicitado por tres de los cuatro grupos del consistorio). Podrán posponerlo, pero no podrán evitarlo salvo que hagan saltar por los aires el sistema democrático.
Algo que, visto lo visto, tampoco es descartable.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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