sábado, 6 de febrero de 2016

Son como críos...

Los neocom en general, y su líder Junior en particular, tienen un afán de protagonismo que no les cabe en el cuerpo. Quieren ser el niño en el bautizo, el novio en la boda y, llegado el caso, hasta el muerto en el entierro. Por eso, resulta bastante cómico (para los demás) observar su reacción cuando no se les conceden sus caprichitos infantiles.
Me refiero, claro está, al reparto de puestos en el hemiciclo en el que se sientan los diputados. Con toda la intención del mundo, los socialistas han enviado a los que se los quieren comer crudos al gallinero de la cámara. Una jugada en la sombra –propiciada por la vicepresidenta socialista del Congreso, susanista confesa- de la que el presidente del Congreso, Francisco Nadie, quiso culpar a PP y Ciudadanos adjudicando la ubicación de la formación morada en el hemiciclo a un diseño de la vicepresidenta primera del Congreso, la popular Celia Villalobos. Un extremo desmentido tajantemente por el PP, cuyo portavoz parlamentario, Rafael Hernando, compareció tras la intervención de la tercera autoridad del Estado, acusándole de mentir. El presidente miente, dijo el portavoz que explicó que el PP se limitó a sumarse a un acuerdo alcanzado por el PSOE y por Ciudadanos.
Estos imbéciles no se dan cuenta de que la posición más arriba o más abajo es algo meramente accesorio. Un diputado se significa por su trabajo, sus intervenciones y sus palabras desde la tribuna de oradores. Pero, criados en el mundo televisivo, los neocom conceden más importancia a la imagen que a la sustancia.
Lo verdaderamente triste es que hay muchos españoles que hacen exactamente lo mismo, y por eso les han votado.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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