jueves, 14 de diciembre de 2017

La leyenda negra destiñe


En otras etapas de la Historia, en que el mundo, por así decirlo, era más grande, y la verificación de las afirmaciones era más complicada y llevaba más tiempo, el crear leyendas negras sobre una persona o sobre todo un país era relativamente sencillo y con unas ciertas posibilidades de ser eficaz.
Pero las cosas han cambiado. El mundo, por decir una perogrullada geométrica, se ha globalizado. Vivimos en la llamada sociedad de la información, donde todo se sabe en un instante y es olvidado casi en el siguiente. Lo de difama, que algo queda sigue siendo cierto, pero lo que queda es poco, tenue y con una fuerte tendencia a desvanecerse.
Por ello, la afirmación de los ierreceos de que el Gobierno español amenazó con enviar al ejército con motivo del butifarrendum II, y con sangre y muertos en las calles, era una mentira que tenía las piernas muy cortas. Primero, porque nadie se iba a creer semejante cosa de alguien con la fama de tancredista que tiene Mariano Rajoy (otra cosa muy distinta habría sido si el presidente del Gobierno fuera José María Aznar, del que la gente está dispuesta a creerse cualquier barbaridad en ese sentido: ¿acaso no fue quien envió a soldados españoles a la guerra de Irak? Aunque los que afirman eso parecen no tener en cuenta que cuando se produjo ese envío, la llamada guerra de Irak había terminado); y segundo, porque aunque, se lo creyeran, los desmentidos serían instantáneos y universalmente (en este caso, universo equivale a mundo, como en los concursos de belleza, porque no se tiene noticia de que a los mismos acudan representantes de Marte o Europa, por no hablar de Proxima Centauri o Aldebarán). Así ha ocurrido tanto con el Gobierno –es una burda patraña, han dicho- como con la Iglesia católica, que ha dejado en evidencia las mentiras de Marta Rovira.
Es lo que ocurre al vivir tanto tiempo en una realidad de fantasía (valga el oxímoron): que cuando se te caen los palos del sombrajo, sigues aferrado a tus fabulaciones, sin darte cuenta de que todo el mundo se ha percatado de que tienes las vergüenzas al aire… o, lo que es peor, sin importarte.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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