domingo, 11 de febrero de 2018

Leopardos nuevos, manchas viejas

Cuando los neocom hicieron su aparición en las calles públicas, bramaban contra la casta, es decir, contra los políticos de toda la vida y su forma de comportarse. Según ellos, la clase política era una endogamia que sólo miraba por ella y que no representaba a la gente.
Pero cuando han empezado a pillar poder, los neocom se han portado como aquellos de los que abominaban, realizando las mismas acciones, corregidas y aumentadas. Y cuando se les echa en cara, poniéndoles frente a sus contradicciones, hacen también lo mismo que aquellos contra los que, en teoría, se levantaron: decir que no son como los demás.
Pero sí lo son. Y no sólo eso, sino que apoyan o se apoyan en la casta (no con cualquiera, claro está, sino con aquellos que, como ellos, son capaces de cualquier cosa para pillar cacho: los socialistas) para hacer lo que vilipendiaban: colocar a afines, gastar el dinero en afines, pensar en los afines y orillar la meritocracia, primando el amiguismo y la arbitrariedad. Como en Castilla-La Mancha, donde suciolistos y neocom quieren nombrar a dedo a todos los altos cargos de la región.
Para este viaje no necesitábamos alforjas, la verdad.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!


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