lunes, 27 de agosto de 2018

Ahí está el problema

Ya en los tiempos del felipato (¿gonzalato?), es fama que Alfonso Guerra, de vuelta de alguna parte, se topó con un atasco tal que no iba a llegar a tiempo de ver torear a Curro Romero, por lo que, ni corto ni perezoso, pidió que le acercaran un avión Mistére y así pudo plantarse en la Maestranza (colijo que era la plaza) y contemplar la faena (o la espantá, que tanto podía ser) del llamado Faraón de Camas.
Ahora, los tiempos se han actualizado. Disfrutar de la llamada fiesta nacional no está tan bien visto entre los retroprogres, pero lo del usar los aviones oficiales para actividades de esparcimiento privado parece que sigue estando a la orden del día entre sus prioridades.
Sólo así se explica el que, para ir a ver un concierto de un grupo del que hasta ahora no tenía noticia ninguna, Sin vocales y su señora se cogieran un avión oficial. La egabrense (que no egregia) vicepresidenta no tuvo el menor cuajo en decir que semejante actividad se enmarcaba en la agenda cultural del presidente. Y el susodicho remató la faena diciendo que el problema no es el transporte, sino a quién transporta.
No, Pedrito, no. El problema no es a quién transporta, porque los Falcon están para transportar, entre otros, a ti. El problemas es para qué.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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