lunes, 20 de agosto de 2018

Mejor dejarles solos

Los secesionistas catalanes son (desde mi punto de vista, claro) gente ruin, envidiosa, ambiciosa y de bajos instintos. Como diría yo, un dechado de virtudes; como diría uno de mis hermanos, una joyita.
Como también ocurre con el resto de la clase política española (en general), lo único que evita que se despedacen entre ellos (metafóricamente, claro… al menos, desde la Guerra Civil) es tener un enemigo enfrente. Dejados a sus anchas, demuestran ser tan cainitas de puertas adentro como lo son de puertas afuera.
Es lo que ocurrió hace un mes con motivo de la decisión del juez Llarena de pedir la suspensión de Cocomocho y de otros cinco golpistas como parlamentarios regionales. La asamblea legislativa regional tenía dos opciones: acatar la resolución judicial (algo a lo que no están acostumbrados) o desobedecerla (y cometer un nuevo delito; para lo que les importa…).
Los expedecatos (estos tíos cambian tanto de nombre que es imposible seguirles la pista) querían blindar solo a Cocomocho: los ierreceos se negaron por trato discriminatorio, al tiempo que señalaron que los del huido del corte de pelo inefable mienten de forma descarada.
Mira tú, por una vez han dicho algo que es cierto…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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