sábado, 25 de agosto de 2018

Sigue el tío Paco con las rebajas

El año pasado por estas fechas, el tema estrella del blog era el golpe de Estado en Cataluña. Este, a lo que parece, es el Generalísimo y qué hacer con sus restos mortales (me hace gracia esa expresión, porque el que la emplea asume, siquiera implícitamente, que hay algo en el ser humano que no es mortal o, dicho a sensu contrario, que es inmortal). No parece que vaya a llegar a los extremos de duplicar entradas diarias, pero la cosa empieza a ser trending topic en el octavo pueblo.
Finalmente, el Gobierno aprobó el Decreto-Ley para trasladar los restos mortales del que fuera Jefe del Estado durante casi cuatro décadas (ha sido gracioso escuchar esa expresión, restos mortales, de alguien que pertenece a un Gobierno casi descaradamente ateo), y han justificado la extraordinaria y urgente necesidad en que el difunto lleva allí cuarenta años largos (más de los que gobernó España) y, más o menos, ya toca. Sólo le ha faltado decir que la cosa ya huele.
Manteniendo esa línea de gallardía valiente que les llevó a retirar la estatua ecuestre del Generalísimo con nocturnidad y casi alevosía (porque hacerlo como regalo de cumpleaños a un genocida es casi alevoso), se han declarado partidarios de exhumar el cadáver sin alharacas y sin informar del día concreto.
En cuanto a lo que opine la familia –el consentimiento es requisito imprescindible, según lo dispuesto en el ordenamiento jurídico-, a los suciolistos no se les da un ardite. Si no hay acuerdo con la familia, ya decidirán ellos dónde le entierran.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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