lunes, 6 de agosto de 2018

Rojos como los pimientos coloraos

Los partidos comunistas de todo tiempo y lugar han buscado siempre ejercer un control férreo sobre todo –la sociedad, desde luego, pero también las propias filas-, puesto que a nadie le gusta estar bajo el mando dictatorial de otro que, además, se pega la gran vida mientras ese nadie malvive en el mejor de los casos.
Los neocom españoles no son una excepción. Aunque nació como un movimiento teóricamente asambleario, una vez se constituyeron en algo parecido a un partido político (porque los morados son, gracias a Dios, un totum revolutum malamente amalgamado) se creó una estructura fuertemente jerarquizada en la que el (único) que manda es el líder supremo.
Lo malo es que, como he dicho, Potemos es una ensalada de corrientes, mareas, movimientos y demás compañeros mártires. A las primeras de cambio, en cuanto logran tener un peso específico propio, los líderes regionales le salen respondones y pretenden -¡habráse visto tamaña osadía!- actuar por su cuenta y criterio. Es lo que está ocurriendo en Andalucía –no puedo decir que lo lamente, puesto que considero que todo lo que pueda debilitar a los comunistas es consiguientemente bueno para España-, donde Teresa Rodríguez le ha salido respondona y pretende formar un nuevo sujeto político que actúe según sus propios objetivos, y no los que le vengan marcados desde Vistalegre.
Ante semejante tesitura, Junior ha puesto a actuar al bocachancla de Echeminga que, fiel a su estilo, ha combinado las acusaciones con las amenazas y las presiones, con su eficacia habitual.
Nihil novo sub sole, por lo tanto… aunque ese sole sea colorado.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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