Su Majestad el Rey pasó por la capilla ardiente de Alfredo Di Stéfano, lo cual le honra. Y tanto al comenzar como al
terminar los momentos de recogimiento frente al féretro, hizo algo que me
encantó: se santiguó.
Como dije hace unos días, España puede ser, de acuerdo
con la Constitución, un país aconfesional (o laico, como dicen los retroprogres)… pero los españoles, y el
Rey el primero, no tienen por qué serlo.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
¡¡¡VIVA EL REY!!!
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