jueves, 31 de julio de 2014

El Rey Arturo. El Guerrero de Occidente

Este segundo volumen de la trilogía que la australiana M. K. Hume ha dedicado a la figura del Rey Arturo transcurre entre el fin del principio (el ascenso de Artor al trono) con el que terminaba El hijo del dragón y el principio del fin con el que comienza El cáliz maldito. Narra, por lo tanto, lo que serían los años dorados del reinado del legendario monarca británico, hasta que su principal consejero, Myrddion, abandona la corte.
En el lado positivo hay que señalar algo que aprecio especialmente en todos los autores (y que Stephen King lleva a su máximo grado), como es el hecho de no tener escrúpulos a la hora de acabar con personajes queridos para el lector (y, supongo, también para la autora). En esta obra los personajes, en general, fallecen por causa de la edad, como es el caso de Antor o de Targo; en el caso de otros, como Luka, nos ahorra los detalles más escabrosos de su muerte violenta.
Otro buen detalle es que personajes que en el canon artúrico resultan simplemente antipáticos, como Keu (Kay) o Wenhaver (Ginebra), aquí pasan a ser directamente los villanos de la historia.
En el lado negativo, continúan las inconsistencias, ya no con la Trilogía de Merlín (cosa comprensible, puesto que sería publicada más tarde), sino incluso con el primer volumen de ésta. En efecto, en el dramatis personae se dice que Gallia fue asesinada por un grupo de desertores, cuando cualquiera que haya leído El hijo del dragón sabe que no fue así.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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