De los tres candidatos a alcanzar la
secretaría general del PSOE, el más honesto políticamente era, por lo que sé,
el más escorado a la izquierda. Escorado con sinceridad, probablemente, y no
con esos gestos programados que buscan pescar en ese caladero de votos en el
que ahora se aprovisiona Junior.
Lo que pasa es que, si se apoya en
inanes sin oficio ni beneficio como Beatriz Talegón (que, además, debe sus
quince minutos de fama precisamente a la televisión, y que ya ha dado muestras
de cómo se comporta en cuanto alcanza algún puesto que confiere poder), mal
vamos. O mal va, como se ha visto.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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