En la votación de la Ley Orgánica
sobre la abdicación de Juan Carlos I, tanto la izquierda como los necionanistas (y no digamos los que son
ambas cosas) sacaron los pies del tiesto y montaron su numerito, introduciendo
en el debate cosas que no venían a cuento. Los comunistas reclamaron la
celebración de un referéndum para decidir entre monarquía y república (se ve
que no pensaron en que los nostálgicos del régimen anterior, que haberlos
haylos, es probable que quisieran poder decidir si regresamos a una democracia
orgánica; total, por pedir…).
Los de Izquierda Republicana de
Cataluña dijeron que sería deseable que Felipe VI pidiera perdón por el asesinato de Luis Companys. Para empezar, aquello no fue un asesinato, fue una ejecución;
para continuar, no fueron los Borbones los que gobernaban cuando se produjo
aquel deceso, sino Franco; y para finalizar, quizá deberían ser ellos los que
pidieran perdón, puesto que Companys era culpable de muchos crímenes. Vamos,
casi como sus herederos actuales.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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