Las encuestas siempre han de
observarse con precaución. Dado que no pueden hacerse sobre toda la población,
sino únicamente sobre una muestra representativa (queda ya al criterio del
encuestador el considerar qué es o deja de ser representativo), siempre tendrán un sesgo, mayor o menor; sesgo que
se ve agudizado por los criterios correctores que se aplican a los resultados y
que, a pesar de todo ello, siempre deja un margen de error.
Con todos estos peros, leer la noticia de que el partido de Junior sería la tercera fuerza política en las próximas elecciones generales es algo que asusta. Suponiendo que tal cosa acabara siendo cierta,
significaría que una parte importante de la sociedad española se ha
radicalizado (o desesperado) hasta tal punto que está dispuesta a dar su voto a
una formación que en el mejor de los casos es una panda de ilusos, y en el peor
una de fanáticos. En ambos casos, si tuvieran responsabilidades de poder
hundirían a España más aún de lo que ha llegado a estar. Como Venezuela… pero sin
petróleo.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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