sábado, 5 de julio de 2014

Quién te ha visto y quién te ve

Arrogante y prepotente, Magdalena Álvarez, Maleni, nunca admitió ningún error, por grandes que fueran los que cometió. De igual modo, siempre se negó a dimitir de sus puestos, y fueron sus jefes –Chaves primero, Rodríguez después- los que se libraron de ella por el principio de la patada hacia arriba. Tal era su soberbia que Maleni llegó a proclamar en sede parlamentaria aquello de antes rota que doblá, ignorando que negarse a ceder no es siempre una muestra de inteligencia, sino más bien de todo lo contrario.
Ahora, acosada por el escándalo de los ERE andaluces y a un paso de ser encausada, ha renunciado por primera vez a un puesto y ha dimitido de su cargo de vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones (bien es verdad que cinco minutos antes de que la echaran). Pero no porque se considere culpable –nada más lejos de sus pensamientos… entendiendo en sentido muy amplio dicho término para referirse a sus procesos mentales-, sino atribuyendo todo a la sempiterna conjura de la deresha que la izmierda saca a pasear cuando las cosas no salen como ellos piensan que deberían salir.
Eso sí, no se va a quedar a dos velas: además de un sueldo de diez mil euros al mes hasta los sesenta y cinco años, tiene derecho a una pensión vitalicia. Y es que es tan duro el servicio público…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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